De las escaleras del Edificio Sabatini retumban las voces no escuchadas, los nombres olvidados, los espacios de la ignominia. Cruzamos el pasillo del silencio y recorremos palabras que han sido, a conciencia, enterradas bajo un sinfín de garabatos.
Entre trampa y trampa, a manera de divertimento propuesto por la artista, recorremos las distintas salas: lugares de memoria, colectiva e individual, habitados por imágenes de denuncia, de dolor y experiencias personales. Una memoria que nos roban, que permanece oculta y que, al mismo tiempo, se revela de manera inconsciente, entre lo que se dice y lo que se pretende callar.
A través de este recorrido por la exposición Concha Jerez. Que nos roban la memoria, nos aproximaremos a las reflexiones de la artista sobre algunos acontecimientos que forman parte de nuestra historia reciente, siendo testigos y protagonistas del diálogo entre la artista y el histórico edificio que acoge su obra.