Femme assise dans un fauteuil gris (Mujer sentada en un sillón gris)

El 13 de enero de 1939 muere la madre de Pablo Picasso en Barcelona, y un mes después Cataluña es ocupada por las tropas franquistas. En marzo, Hitler invadía Praga y más tarde Madrid era tomada por el general Franco, quien el 1 de abril anunciaba la capitulación del ejército republicano y su propia victoria en la Guerra Civil. A los dolorosos acontecimientos privados del malagueño se suman las noticias procedentes de su país y, significativamente, el mismo día de la capitulación, el 1 de abril de 1939, Picasso lleva a cabo Femme assise dans un fauteuil gris (Mujer sentada en un sillón gris, 1939).
Los sucesos de los meses precedentes a la realización de este lienzo explican su dramatismo. En este extraño retrato de mujer sentada, de gran complejidad psicológica, el artista vuelca posiblemente el dolor de la pérdida de su madre junto con las sensaciones provocadas por la situación política de España, fusionando asimismo las imágenes de las dos mujeres que coexisten en su vida en esos momentos, Dora Maar y Marie-Thérèse Walter. El resultado es una amalgama formal y conceptual tan desesperada como el propio Guernica. Con la cabeza echada hacia atrás, la figura –«maridaje entre mujer y bestia», como advierte Roland Penrose– grita como si fuera presa de un dolor insoportable, al tiempo que su cuerpo convulso, conformado por bloques cúbicos de una monumentalidad casi escultórica, evoca, incluso en el sobrio colorido, la estética de las composiciones cubistas.

Paloma Esteban Leal