Gallo en la cueva

Mathias Goeritz

Gdansk (antigua Danzig), Polonia, 1915 - Ciudad de México, México, 1990

Mathias Goeritz se instala en España en 1945 tras una amplia trayectoria vital y artística, en la que siempre mantuvo una constante preocupación por la función contemporánea del arte de su época. El conocimiento de la cueva de Altamira en 1948 orienta su producción hacia una nueva etapa, bajo el impacto producido por las pinturas rupestres, a las que consideraba «el principio de la conciencia del yo de la humanidad».Gallo en la cueva (ca. 1948) corresponde al momento en el que Goeritz asocia su poética a la de los artistas primitivos, con la intención de encontrar un arte nuevo que rechace la herencia de los sucesivos dogmas vanguardistas. Sus pinturas, gouaches y dibujos posteriores a la visita de Altamira desarrollan sugerencias y símbolos en narraciones esquemáticas reducidas a líneas, en las que reitera figuras, animales, cavernas y el ciclo del sol y la luna. Para ello recurre a una amplia variedad de procedimientos, materiales y soportes, siempre relacionados con la naturaleza, como arena, tela, papel o seda. Con ellos crea una combinación de colores en ocasiones recortados a la manera de un collage. Esta producción refleja su disconformidad con lo establecido, lo académico, con la vanguardia convertida en arte oficial, proponiendo una voz independiente que proclama la libertad de creación en cualquier práctica artística y la creencia en la realidad del hecho social del arte. Estas ideas son compartidas por un grupo de artistas que constituyen, junto con Goeritz, La Escuela de Altamira, también llamados los nuevos prehistóricos.

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