Sala 204.01
En la constitución y en el desarrollo de la experiencia cubista fueron fundamentales las nociones de diversidad y pluralidad, conceptos bajo los que se expone en esta sala el denominado «cubismo de los cubistas». Con la ayuda de la Colección Telefónica, generosamente depositada en el Museo, presentamos una visión compleja y desterritorializada del cubismo, centrándonos en su capacidad irradiadora, en sus fenómenos de refacción, tan importantes como sus propuestas esenciales.
La importancia de la prensa en el cubismo se manifiesta en la incorporación directa de la misma en los papiers collés y en su presencia continua, al menos de 1908 a 1910, en diferentes medios de comunicación no especializados. Existe en los periódicos franceses una reacción general en contra del cubismo que lo califica de frío, geométrico, intelectual, falto de color y… extranjero. Con esta visión mayoritaria que se dejaba ver en críticas de exposiciones, artículos humorísticos y viñetas desdeñosas, algunos autores como Apollinaire, se ven forzados a tomar partido y no solo publicar reseñas positivas para contrarrestar, sino además hacerlo de forma que diera legibilidad al movimiento, explicando e instalando nuevos términos para poder valorar esta pintura. Les Peintres Cubistes de Apollinaire escrito entre 1905 y 1912 y publicado en 1913 y Du Cubisme de Metzinger y Gleizes 1912 (traducido al inglés y al ruso en 1913) son dos textos fundacionales que servirán de base en la configuración del cubismo y también en su posterior difusión. Junto a estos algunos medios empezaron a apoyar al movimiento como Le Paris Journal o L’Intransigeant utilizando a Apollinaire como crítico de la sección de arte. Pero serán las pequeñas revistas literarias las que de verdad marcarán la diferencia en la historia critica del movimiento, Les Soirées de Paris es central en esta tipología apoyando de manera clara a autores como Braque, Picasso, Gris o Derain. En este caso, la introducción de imágenes fotográficas en sus páginas, por ejemplo, en el número 18, 5 composiciones cubistas de Picasso la convertirán no solo en un arma inestimable de conocimiento para los artistas del momento sino también en un documento fundamental para la historia del cubismo.
La aceptación del cubismo en Francia va de la mano de su internacionalización, esencial para entender cómo este se convirtió en el movimiento dominante de vanguardia hasta bien entrada la mitad de los años veinte. Realizada a través de exposiciones promovidas por galeristas y marchantes de arte jóvenes (la exposición cubista de Dalmau en una fecha tan temprana como 1912 es un claro ejemplo), en esta internacionalización tuvo una importancia aún mayor la proliferación de pequeñas revistas de arte tanto en París como en su entorno geográfico. La intención de todas ellas era el viaje, salir de sus centros de producción y buscar aliados para defender lo nuevo, incidiendo en el internacionalismo de lo moderno. Estas revistas, de pequeño formato, de bajo coste, rápidas de mover y de materiales reutilizables entre sí, permitían intercambiar fácilmente ideas, compartir espacios de reflexión y crear sinergias entre autores. Fueron pues un espacio de conocimiento que cruzó fronteras físicas y lingüísticas incluso en momentos de crisis coyuntural como lo fue la Primera Guerra Mundial. Las francesas L’Elan, SIC y Nord- Sud son boletines que viajaron a través de diferentes medios por Europa y América. En España, por ejemplo, Nord-Sud, que se vendía en Galeries Laietanes, fue presentada por el mismo Vicente Huidobro al grupo de fieles de Rafael Cansinos convirtiéndose en fundamental para entender el desarrollo del «arte nuevo» en nuestro país, especialmente para artistas como Joan Miró. En otros países, Der Sturm, Camera Work, La Voce o Lacerba cumplieron el mismo propósito: difundir el cubismo en sus diferentes países convirtiéndolo en lengua franca. Es debido a esta movilidad que debemos entender el cubismo como «una práctica plural diversa, extensa en el tiempo generadora de múltiples poéticas desde su propio núcleo estético y conciliadora de nacionalidades y geografías», en palabras de Eugenio Carmona.