Axel Hütte. Terra incognita

5 febrero - 10 mayo, 2004 /
Palacio de Velázquez, Parque del Retiro, Madrid

Discípulo de Hilla y Bernd Becher, Axel Hütte (Essen, Alemania, 1951) forma parte de la generación de fotógrafos surgidos en la escuela de Düsseldorf. Junto a compañeros como Thomas Ruff, Andreas Gursky o Candida Höfer, el artista plantea un tipo de obra que define las líneas generales de la llamada “Nueva Fotografía” alemana. 

La afición viajera de Hütte por los cinco continentes se inicia con las becas que obtiene para acudir a Venecia y Londres. Su obra se define por la elección de un género poco habitual en el arte actual como el paisaje como concepto estético y espiritual, temática que combina con una estética abiertamente pictorialista.

El artista comparte la idea de belleza y de viaje. A partir de sus primeras series de paisajes de Portugal, Grecia, Italia, Francia, España, Suiza y Alemania, Hütte traza las bases de una diferencia estética esencial y deja atrás los retratos en blanco y negro o sus opresivas arquitecturas de ciudades como Londres de épocas anteriores.

Como ocurre con los pintores paisajistas, Hütte estructura la zona representada en diferentes niveles de importancia. Sus fotografías pueden analizarse como campos claramente estructurados, ya sean vistas panorámicas o planos más cortos. Para hablar de sus imágenes de paisajes, resulta inevitable utilizar el concepto de lo sublime, tanto en sus primeras series de paisajes italianos, como en las últimas de escenas nocturnas en ciudades.

La sensación de infinitud de la imagen –con su especial forma de situar la línea del horizonte –, y la fragilidad de los límites físicos, son algunos de los aspectos característicos de la obra de Hütte.

Aunque prácticamente toda la fotografía de Hütte se basa en la naturaleza en su estado más libre, ninguno de sus paisajes puede ser considerado como natural. Todos ellos están conformados en un proceso cultural, manipulados de acuerdo con la percepción de diferentes perspectivas,  y son impensables en otras coordenadas históricas.

La presencia humana es inexistente en una primera visión de sus fotografías, pero está latente en la huella cultural que el artista deja a su paso, en la forma en que mira, en la perspectiva y el fragmento de realidad que cada fotografía ejemplifica y aísla como un mundo independiente.

El ser humano retorna en sus últimas series de retratos reflejados en el agua, en los que une paisaje y retrato, naturaleza e individuo, para regresar al paisaje urbano, grandes ciudades dormidas donde las luces de los edificios y las calles iluminan la impronta del hombre.

Datos de la exposición

Organización: 
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
Comisariado: 
Rosa Olivares
Itinerario: 

Fundación César Manrique, Lanzarote (selección) (10 junio - 10 septiembre, 2004)

Artistas: