La exposición David Smith (Decatur, Estados Unidos, 1906-Bennington, Estados Unidos, 1965) en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía se ha concebido como una revisión cronológica de la obra del que es considerado el escultor más destacado adscrito al Expresionismo Abstracto norteamericano. La dicotomía entre América y Europa que se inicia durante los años de posguerra subyace en una muestra que reúne cuarenta obras de Smith, realizadas entre 1933 y 1965. Este conjunto pretende dar cuenta de “los núcleos de fuerza que determinaron la evolución artística del escultor”, en palabras de Carmen Giménez, comisaria de la exposición. La selección se completa con cuarenta fotografías de Ugo Mulas, tomadas en Voltri y Spoleto en la primavera-verano de 1962 y en su taller de Bolton Landing en 1965. Dichas imágenes constituyen un reportaje sobre el proceso de creación de Smith e ilustran la idea moderna del artista en su estudio, basada en los principios de planificación y colaboración con sus ayudantes.
Las obras conjuntas de Pablo Picasso y Julio González publicadas en 1928 en Cahiers d´art, revelan a Smith la posibilidad del hierro y el acero como materias del arte. A partir de ahí y por su actitud constructiva -declara que “brotamos del cubismo”- Smith se propone desde mediados de los años treinta una escultura que rechaza la tradición del monolito y la noción académica de obra axial, cerrada en sí misma. Su apuesta es pues, la transparencia, la verticalidad y la ingravidez. Al abundar en la idea de transparencia, el artista trastoca la idea de forma como contorno, no establece diferencias entre interior y exterior y confiere a la escultura valor óptico afirmando, según la crítica de arte Rosalind Krauss, que es en la superficie donde “se concentran los puntos de máxima actividad visual”. Por otro lado, Smitha asume la noción de dibujar en el espacio de Picasso/González, con valor constructivo, orientado a la inserción de su obra en el perfil de la naturaleza, como ponen de manifiesto las fotografías del campo de esculturas que crea en Bolton Landing.
La obra de Smith revela, hasta los años cincuenta, influencias de Joan Miró, Alexander Calder y Alberto Giacometti en lo iconográfico, en los procesos y en las técnicas utilizadas. Un ejemplo de ello se puede ver en Interior (1937). Asímismo, Smith se deja influir por la escultura de ensamblaje de objetos encontrados propia de Picasso, que se evidencia en Cabeza de sierra (1933). Pero es Julio González, la principal referencia de Smith, quien bebe de la soldadura autógena de González para obras como Personaje agresivo (1947). Ello explica que uno de los ejes de la exposición sea señalar la manera en la que Smith supera las lecciones de González.
Por otro lado, Smith enseguida encuentra las referencias para su escultura en el arte primitivo amerindio, en los objetos artesanales y religiosos; además de en los modelos y materiales industriales. Con sus series Tanquetótem y Centinelas inicia su giro hacia una escultura basada en los principios de monumentalidad, verticalidad y equilibrio entre peso y volumen. Con Cubic y Zig, así como con los Voltri, Smith insiste en explorar el comportamiento de la escultura en el espacio. Por estas obras y presupuestos se convierte en la referencia para la generación siguiente de escultores, como Anthony Caro, Donald Judd, Carl André y las prácticas minimalistas.
Datos de la exposición
IVAM, Centre Julio González, Valencia (18 enero - 31 marzo, 1996)