El Centro de Arte Museo de Almería inaugura su actividad con esta muestra integrada por una selección de las obras de los últimos años de Joan Miró (Barcelona, 1893 - Palma de Mallorca, 1983).
El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía presta para esta exposición un conjunto de sesenta y tres pinturas, esculturas y obra gráfica, fechadas entre 1967 y 1981. A lo largo de estos quince años, Miró despliega gran fuerza y dinamismo en el uso de grandes formatos. Al tiempo, el artista conserva rasgos propios de sus producciones anteriores, como el característico empleo de los tonos rojo y azul y su repertorio iconográfico, donde la mujer y los objetos celestes ocupan un lugar protagonista. Todo ello se confirma en las tres pinturas exhibidas en la exposición Femme VI (1969), Femme (1972) y Personnage, oiseaux (1974).
Con esta exposición se muestran facetas variadas de la producción de Joan Miró, creador incansable e innovador del lenguaje artístico y uno de los artistas españoles más importantes del siglo XX. La gestualidad de estas obras posee resonancias del Action Painting, movimiento al que Miró se aproxima en 1947, cuando realiza su primer viaje a los EE.UU. Los colores atrevidos y contrastados destacan en esta última etapa, al tiempo que se produce en su pintura una asimilación del Informalismo, que le lleva a incorporar a su técnica manchas, salpicaduras, quemaduras y huellas del pincel y de la mano.
En la muestra también se encuentran algunos ejemplos del trabajo escultórico del artista. Una selección de diez esculturas como Torse de femme (1967), Tête de taureau (1970) o Danseuse (1981) representan el interés por el juego con el espacio, que Miró pone en práctica desde sus primeros trabajos tridimensionales en 1931. Una amplia representación de su trabajo escultórico pudo verse en 1986 en Miró escultor, una de las primeras exposiciones del, por aquellas fechas, Centro de Arte Reina Sofía.
En la segunda mitad de la década de los sesenta, Miró empieza a fundir sus obras en bronce, que comienza con el objeto encontrado y culmina con su paso al material definitivo. No obstante, el artista interviene en el proceso, al imprimir trazos y huellas en las piezas, que forman parte de la apariencia final de la obra.
El mayor conjunto de piezas de esta exposición pertenece a la obra gráfica del artista, una faceta fundamental en el contexto de su producción. Su actividad como grabador comienza en 1928 y continúa durante toda su trayectoria. Las obras expuestas muestran el dominio de diversas técnicas. Entre las litografías se encuentran Le délire du couturier (1969) que Miró realiza en tres colores blanco, gris y amarillo; Le journal (1972), una litografía en colores; La folle au piment rageur (1975); La meneuse de lune (1975) y L’halterophile (1975), las dos de más de dos metros de alto y Les amoureux et Luna Park I (1981) de la serie Allegro vivace. Entre los aguafuertes destacan Barbare dans la nuit (1976), L’aveugle parmi les oiseaux (1978), así como tres obras de la serie Gaudí (1979).
Por último, en su uso de la técnica de aguafuerte y aguatinta se encuentran tres ejemplos pertenecientes a la serie Archipel sauvage de 1970. De esa misma fecha y técnica se expone en la muestra Le souffre-douleur.