Afín a la corriente constructivista (donde sobresale como pintor), el punto de inflexión en la trayectoria y la concepción del arte de László Moholy-Nagy (1895-1946) se sitúa en su participación en el Congreso de la Unión de Artistas Internacionales y Progresistas (Dusseldorf, mayo 1922). En el verano de 1922 publica su primer texto programático: Produktion-Reproduktion, donde se hace eco de la estética y del proyecto del “hombre-máquina” y en el cual afirma que el cine y la fotografía son las nuevas herramientas que permitirán alcanzar la plenitud de la visión. De esta manera, la exposición que presenta el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía se centra en sus fotogramas -la impresión del soporte papel de manera directa y sin cámara- y reúne un conjunto de obra que procede integralmente del Folkwang Museum de Essen (Alemania) con el que ilustra la manera en la que su formulación teórica se precisa y evoluciona a lo largo de veinte años de carrera
A diferencia de los fotogramas contemporáneos de Man Ray y de Christian Schad, Moholy-Nagy no pone el acento en la búsqueda de composiciones poético-surrealistas, ni cubre de enigma el objeto cotidiano, sino que convierte la luz en el máximo protagonista. La luz es para el artista sinónimo de conocimiento, en tanto que revela y ofrece una nueva visión de los objetos hasta entonces oculta y sin por ello apelar a su reconocimiento.
Recuperando la tradición de los trucos fotográficos de comienzos del siglo y con el modelo del cine abstracto coetáneo, representado en la obra de Hans Richter y Walter Ruttmann; Moholy-Nagy emprende sus composiciones de luz utilizando plantillas de formas geométricas, de manera que entre sus primeros fotogramas y sus pinturas apenas hay diferencia formal y compositiva. Progresivamente, sus experimentos se hacen más complejos, al añadir objetos volumétricos metálicos o fragmentos de telas y rejillas, cuyas calidades matéricas o de transparencia amplifican las posibilidades lumínicas de los fotogramas resultantes. En sus composiciones resultantes domina la ingravidez y la falta de perspectiva, y llega a identificar espacio y luz. Otra característica es la indiferencia en la dirección de sus fotogramas, con lo que ejemplifica la concreción de un espacio infinito.
Desde 1923 y hasta 1928, la labor teórica, docente y plástica de Moholy-Nagy está marcada por la experimentación y vinculada a la Bauhaus. La búsqueda de efectos de luz desde la abstracción constituye una de sus metas y le lleva a concluir en 1930 la escultura cinética Licht-Raum-Modulator (Modulador de luz-espacio), compuesta por un compendio de objetos metálicos y de cristal de distintas formas, tamaños y acabados. Exiliado en Estados Unidos, su voluntad de crear academias de luz se materializa con la fundación de la New Bauhaus (1937) y la School of Design (1938), ambas en Chicago. En ellas, Moholy-Nagy insiste en la formación de “la sensibilidad del alumno hacia las distintas cualidades del espacio dependientes de la luz, la velocidad, el movimiento, el tiempo, las geometrías, o determinadas circunstancias sociales, como la producción en serie o factores psico-físicos”, como apuntan los especialistas en este artista, Floris M. Neusüss y Renate Heyne.
Datos de la exposición
Fundació Antoni Tàpies, Barcelona (8 julio - 28 septiembre, 1997)
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