Ángela García Codoñer traduce el placer y disfrute ante el descubrimiento del propio cuerpo en "Divertimento2 (1973) o "Teta Pop" (1973). La artista rompía con los estereotipos de mujeres como seres bellos, sumisos, ingrávidos o inferiores, rechazando las fantasías proyectadas por el patriarcado.
Estos cortes y descoyuntes de las figuras estaban marcados por la rabia, por el trauma, y por una actitud de autodefensa tanto respecto a la escena profesional y artística en la que intentaba sobrevivir, como a su entorno familiar inmediato.
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