La producción de Miriam Cahn (Basilea, Suiza, 1949) emerge fuertemente influida por los movimientos feministas y pacifistas de los años sesenta. Para la artista, el trabajo con el dibujo y la pintura es un acto corporal con un carácter performativo. Desde los inicios de su trayectoria en los años setenta, la centralidad del cuerpo en su obra se relaciona con su toma de conciencia feminista. Para Cahn el arte es político; en su trabajo se aprecia la impronta de las cuestiones de la sociedad contemporánea. Cada gesto, cada movimiento, cada pensamiento es “igual de importante” que el resto. A lo largo de toda su trayectoria le han interesado temas cruciales que recorren su trabajo: la defensa feminista, la guerra y la violencia, la sexualidad, la familia o la muerte.
La artista alude a las intersecciones y conexiones con las obras de Pablo Picasso realizadas durante la Guerra Civil española. Durante la guerra de Yugoslavia, los medios de comunicación mostraban imágenes de campos de concentración, torturas, violaciones a mujeres y niñas… que expresaban en sus rostros ese dolor que le hacía pensar en las mujeres llorando del artista malagueño. Obras que nos relatan los choques étnicos entre los pueblos de la exYugoslavia o la utilización por parte de los medios de comunicación de los conflictos armados contemporáneos como espectáculo.
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